21 de enero de 2016

El gran dilema de los jeans

Adoro los pantalones vaqueros, pero odio comprarlos. Hay muchísimos tipos y a la hora de decidir nunca estoy 100% segura de cual comprar. Tienen nombres extraños y, muchas veces, al poner uno al lado del otro parecen exactamente el mismo pero no. Últimamente están saliendo muchas más variedades de jeans y por eso he decidido informarme bien sobre todas (o casi todas) las modalidades existentes ya que como buena amante del pantalón vaquero de toda la vida esto no puede ser mi asignatura pendiente. 





Vamos a empezar por los tejidos. No todos tienen el mismo grosor y eso es algo que se nota demasiado a la hora de ponértelos. 
Jeggin: tienen un tejido muy parecido al leggin pero no deja de ser un pantalón. Se ajusta perfectamente a la pierna, por lo tanto queda bastante pegado y estiliza mucho la figura. 

Leggin: como su propio nombre indica, es un leggin pero imitando la tela vaquera. Al tocarlo se nota que no es un jean ya que es una tela muy delgada, de algodón y, por decirlo de alguna manera, endeble. Cuando lo llevas puesto queda muy ajustado al cuerpo y parece que es un pantalón vaquero pero realmente no lo es.

Jean: como su propio nombre indica, es el pantalón vaquero convencional con tejido mucho más grueso que los dos anteriores.

Ahora pasamos a lo que importa de verdad, la forma del pantalón. Esto puede parecer una tontería pero es lo que hace realmente que un pantalón determinado nos favorezca más o menos. 
Skinny: es un tipo de pantalón con acabado totalmente pegado al pie y ajustado en toda la pierna. Marca muy bien la figura y es el jean perfecto para diario ya que podríamos decir que es el más básico. También existe el super skinny, que es mucho más ajustado, acaba igualmente en pitillo y va a darnos ese efecto de segunda piel ya que queda bastante pegado.

Flare: tenemos ante nosotras el pantalón campana de toda la vida, con nuevo nombre. Es un pantalón muy ajustado en la cintura y cadera, que se ensancha justo en la rodilla para crear un efecto campana que tapa todo el zapato. Es el clásico pantalón campana que usábamos hace algunos años y ha vuelto pisando bastante fuerte. 

Recto: el término medio entre skinny y flare. Suele ser un pantalón bastante ajustado también, pero su acabado es más suelto que el pantalón pitillo. También son ideales para el día a día ya que suele quedar bien a todo tipo de cuerpo.

Baggy: este pantalón es mucho más diferente que todos los demás, ya que es totalmente ancho. No queda ajustado a ninguna parte de la pierna y suele ir con un cordón a la cadera para que se ajuste un poco en esa parte. Es un jean muy estilo pijamero, bastante desenfadado y cómodo. Combina muy bien con cualquier prenda pero es mucho más arriesgado.

Mom: está inspirado en el estilo de pantalón vaquero que llevaban nuestras madres en sus tiempos de juventud, o al menos así los veo yo. Suelen ser de colores muy oscuros simulando ese tejido vaquero clásico bastante gordito, aunque realmente los hay de muchos más tonos. Es de tiro alto, quedando por encima del ombligo. Ajustado en la cintura y cadera, un poco más ancho en el resto de la pierna y vuelve a ajustarse en el final para acabar muy pegado al tobillo. Además la mayoría son cropped, es decir, no llegan a ser totalmente largos sino una largura más o menos hasta el tobillo. A mi me encantan y, aunque no me favorecen, estoy planteándome seriamente comprarme unos.

Boyfriend: muy parecido al mom, pero este estilo de jean queda suelto en toda la pierna, terminando de forma recta y no pitillo. Es un pantalón de corte masculino que no marca pierna y queda bastante bien con un zapato de tacón ya que ayuda a estilizar el cuerpo.

Y tú, ¿cuál eliges? 



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