Hola mis chicas!! ¿Cómo estáis? Espero que muy bien! Yo ando
entre apuntes, como siempre pero mañana toca descansito para ir a la feria de
abril.
Hoy la cosa va de correctores, algo bastante complicado
porque tenemos que saber muy bien cómo aplicarlos, dónde y sobre todo
difuminarlos. Hay muchísimos tipos de correctores y tenemos que intentar buscar
los que nos resulten más cómodos de trabajar. Para mi gusto lo mejor es un
corrector en crema que se pueda usar tanto con pincel como con los dedos, ya
que con el calor de las manos el corrector se absorbe muchísimo mejor y además es más fácil de difuminar, aunque
hay sitios tan pequeñitos que es preferible usar un pincel.
Primero tenemos que tener claro que una base de maquillaje
no va a corregir todas nuestras imperfecciones. Eso es así, cuesta admitirlo
pero es la verdad. Escoger una base de maquillaje más alta de nuestro tono para
así no tener imperfecciones es un gran error porque lo único que conseguiremos
es tener un efecto máscara en la cara que queda fatal.
La función de los correctores es unificar el tono de la
piel, dejar una piel lo más tersa posible pero eso no quiere decir que cuanto
más corrector pongamos más lisa tendremos la piel, NO. Se trata de saber usar
el corrector adecuado para cada imperfección e irlo aplicando poco a poco para
no pasarnos. Recuerda que no hay que conseguir un efecto piel de porcelana,
simplemente corregir pero obteniendo un resultado natural.
Empezamos con el corrector verde: tapa todas las rojeces que
tengamos en la cara como granitos, picaduras, etc. Casi siempre tenemos rojeces
en las aletas de la nariz, entrecejo y en algunas zonas donde tengamos algún
granito. Este podemos aplicarlo con los dedos para que quede bien difuminado.
Naranja: el color naranja corrige todo lo que sea azul o
gris, ideal para ojeras. Si tienes ojeras con un tono azulado puedes usar este
corrector pero con cuidado, para conseguir un efecto natural lo mejor es ir
aplicando donde se acentúa más el tono azulado de la ojera para después ir
difuminando y poco a poco conseguir disimularla. También recomiendo usarlo con
los dedos aunque es a gusto del consumidor, para conseguir más precisión es
mejor con pincel.
Amarillo: si tienes ojeras más oscuras, tirando para un tono
morado, este es tu corrector perfecto. También es apto para marcas moradas en
general o para dar luz a la cara.
Si lo usas para iluminar tienes que ir con
cuidado para no conseguir “manchas” amarillas por toda la cara sino un toque de
luminosidad sutil para no tener la cara tan mate y sin vida.
La iluminación del rostro también se consigue con un
corrector un tono más claro que nuestro tono de piel y simplemente tenemos que aplicar este tono en el
tabique de la nariz, entrecejo, parte alta del pómulo y en la parte alta del
labio superior.
Lila: se usa para tapar manchas amarillas, marrón o naranja.
Ideal para cicatrices, manchas de nacimiento, etc.
Una vez que tenemos todo corregido, en la ojera podemos usar
un corrector de nuestro tono haciendo una especie de triangulo para conseguir
efecto de mirada más despierta y despejada, sin centrarnos solo y
exclusivamente en la ojera sino extendiendo hacia abajo y después hacia arriba siguiendo
la forma de un triángulo.
Por último, para contornear la piel podemos usar uno más oscuro que nuestro tono de piel. El contorno depende mucho del
tipo de cara que tengamos, pero el contorneado estándar es más o menos el que
dejaré debajo en la foto.
Hay que difuminar muy bien para que no se vea excesivamente
exagerado (un contorno así solo le queda bien a Kim Kardashian) por eso
recomiendo hacerlo con un producto en polvo. Es muchísimo más fácil difuminar y
controlar la cantidad que usamos, pero si es verdad que un contorno en crema
aguantará más horas.
Sobre la gran cuestión de cuándo aplicar el corrector, si
antes o después de la base, yo opino que es mucho mejor después ya que lo que
no cubre la base lo tapo con el corrector. Al usarlo antes tapamos todas las
imperfecciones pero no sabemos bien si va a quedar demasiado exagerado al poner
la base encima, de la otra forma ya sabemos cómo va a quedar la piel
definitivamente.
Por cierto, es muy recomendable que una vez hayamos acabado
de trabajar la piel sellemos todo con polvo translúcido ya que así evitaremos
que se mueva y además este polvo disimula los brillos, pero no podemos aplicar
demasiado porque este producto puede blanquear la cara y en fotos no se verá
demasiado bonito. Simplemente cogemos un poco de producto con la brocha y lo
ponemos por toda la cara haciendo ligeros movimientos circulares incidiendo en
la frente que es donde suelen aparecer brillos. Aunque parezca que no se
aprecia que lo hemos usado realmente sí se nota y es mejor eso a conseguir una
piel totalmente mate y blanca.
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